No por más tener, se disfruta más. Bien es conocido, que no se es más feliz por tener más, si no por necesitar menos.
En nuestro armario hay prendas que utilizamos con frecuencia, que nos dan una gran satisfacción, pues les hemos sabido sacar provecho y les hemos cogido hasta cariño, somos así. Esas prendas son las que consideramos una buena compra.
He leído en Vogue, que ha salido un libro de una de las primeras embajadoras de Chanel, "Parisian Chic", en inglés. En el que habla del estilo parisino, cómo es y en qué tiendas encontrarlo en Paris. Ella misma ha hecho los dibujos y la modelo de las fotos es su propia hija.
Buscándolo por Amazon, he encontrado otro libro que me ha llamado la atención: Practical Princess Perfect Wardrobe, de una mujer que ha dedicado parte de su vida a reformar la distribución de los armarios de gente adinerada que acumulaba y acumulaba, sin ton ni son. Leyendo más sobre la escritora, decía que empezó con una tienda en la que alquilaba prendas de alta costura a gente que las iba a utilizar simplemente para una ocasión y no les merecía la pena comprarlo.
Esta última idea me recuerda a una noticia que vi en el telediario ayer. Con la crisis económica, gente que tiene coche y moto, alquilan su coche por dias para sacar para los gastos del mismo, ya que con la moto se valen para desplazarse por la ciudad (en Barcelona).
El caso es que leyendo aquí y allá, una persona comentaba que la reforma del armario sirve como terapia, y no puedo estar más que de acuerdo con él. Como toda persona, nuestra situación personal y profesional cambia, y nuestro estilo se adapta a ello. Lo cual significa, que hay prendas que quedan en desuso y además viejas. Por lo que llega un momento en el que hay que decidir, quien se queda y quien se va, para dejar espacio a lo nuevo que llegue o simplemente para ver lo que se tiene.
Si no nos atrevemos a hacerlo solos, por el hecho de que se coge cariño a ciertas prendas, mi consejo es que pidamos consejo al amigo más sincero y de confianza al que podamos avisar. El que nos dice, "yo te quiero mucho pero eso no te pega ni con cola". Muchas veces necesitamos un empujón exterior, que nos abra los ojos.
Y cuando veas el montón de ropa que sale, ¡no lo tires! Échalo en los contenedores que se dedican a llevar la ropa a la gente más necesitada, seguro que han puesto alguno cerca de tu casa, ¡infórmate bien!
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